Nos habíamos inscrito en el programa SFD para estudiar en Estados Unidos y después de estar todo el verano esperando, por fin a finales de agosto recibimos la carta que nos aceptaba. Íbamos a ir un año a estudiar a un pueblo llamado Forks que sonaba parecido a pork y con lo que bromeábamos diciendo que era un pueblo de cerdos.
Las maletas ya estaban listas. Alex y yo llevábamos toda nuestra ropa al igual que Paula. Alex es mi hermana, es un año mayor que yo pero nos llevamos genial, como si fueras amigas y hermanas al mismo tiempo. Es más alta que yo, ya que soy bastante bajita y tiene el pelo también un poco más claro y corto, sus ojos son verdes, al contrario que los míos, que son casi negros. Pero a pesar de estas diferencias todo el mundo dice que parecemos gemelas. Paula es morena de piel y de pelo que junto con unos ojos marrones le da una belleza exótica, es la mejor amiga de mi hermana y una de las mías. Aunque no estamos emparentadas suelen decirnos también que si somos hermanas. Parte de nuestras ilusiones se desvanecieron cuando ésta nos contó que, según una página de Internet, en Forks siempre hacía malo pero no dejaríamos que eso nos arruinara lo que esperábamos que fuera el mejor año de nuestra vida.
Llegó el día que nos teníamos que ir, mi padre nos llevaba a las tres en coche hasta el aeropuerto de Barcelona. Alexandra fue con él a llevar las maletas al coche y yo fui a buscar a Pau, que se despidió de su madre y sus hermanas, y nos dirigimos a mi coche.
- ¿Qué? ¿Estás nerviosas? – preguntó mi padre.
- Sí, mucho –respondió Paula.
Todo marchaba como habíamos planeado. El viaje se nos hizo eterno y, además, tardamos más de lo previsto porque mi padre tuvo que parar muchas veces para ir al baño, ya que nosotras estábamos bastante nerviosas. En el viaje estuvimos cantando, hablando de lo que sabíamos sobre Forks y preguntándonos si habría chicos guapos allí, cosa que esperábamos con toda nuestra alma.
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