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Hola a todos!!!

Bueno ya se que no renuevo mucho mis entradas pero a partir de ahora espero escribir mas a menudo ;)

Como ya habreis visto muchos he subido dos capitulos de mi nuevo fanfic "you know you love me" sobre gossip girl. Espero que os guste y que suba pronto mas capitulos. Gracias a todos los que comentais se agradece bastante :)

Ahora os pongo un poco de informacion sobre Nueva York una de las ciudades más bonitas del mundo a mi parecer. La verdad es que nunca he estado alli pero me encantaría visitarla y espero hacerlo el año que viene. Ver Central Park, la estatua de la libertad, World Trade Center, la quinta avenida, el Times Square...

La ciudad de Nueva York es la ciudad más poblada del Estado de Nueva York, de los Estados Unidos de América y la segunda aglomeración urbana del mundo. Es el centro del área metropolitana de Nueva York, la cual está entre las aglomeraciones urbanas más grandes del mundo. Durante más de un siglo, ha sido uno de los principales centros mundiales de comercio y finanzas. Nueva York está considerada como una ciudad global dadas sus influencias a nivel mundial en los medios de comunicación, política, educación, entretenimiento y moda. La influencia artística y cultural de la ciudad es de las más fuertes del país. Además, en ella se encuentra la sede central de la Organización de las Naciones Unidas, lo que la convierte en un importante punto de las relaciones internacionales.

La ciudad se compone de cinco boroughs (distritos) cada uno de los cuales coincide con un condado: Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island. Con más de 8,4 millones de neoyorquinos en un área urbana de 830 kilómetros cuadrados, Nueva York es la segunda ciudad más densa de los Estados Unidos, detrás de Union City, Nueva Jersey, localizada cruzando el río Hudson.

La ciudad tiene muchos barrios y edificios reconocidos por todo el mundo. Por ejemplo, la estatua de la Libertad, ubicada en la isla homónima, y la Isla de Ellis, que recibió a millones de inmigrantes que llegaban a Estados Unidos a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Wall Street ha sido uno de los principales centros globales de finanzas desde la Segunda Guerra Mundial y es la sede de la Bolsa de Nueva York. La ciudad también ha concentrado a muchos de los edificios más altos del mundo, entre los que se encuentran el edificio Empire State y las torres gemelas del World Trade Center, las cuales fueron derribadas en los atentados del 11 de septiembre de 2001.

La ciudad también es la cuna de muchos movimientos culturales estadounidenses, como por ejemplo el renacimiento de Harlem en literatura y artes visuales, el expresionismo abstracto (también conocido como Escuela de Nueva York) en pintura, y hip hop, punk y Tin Pan Alley en música. En 2005, se hablaban casi 170 idiomas en la ciudad, y el 36% de su población había nacido fuera de los Estados Unidos.Con su metro en funcionamiento las 24 horas del día y el movimiento constante de tráfico y gente, Nueva York es conocida como «la ciudad que nunca duerme».



You know you love me,

XOXO

aLeXaNdRa*

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PRIMERA ENTRADA :)


Hola!

Con la mente aún nublada por el examen que he hecho de Biología, estoy escribiendo ésta, mi primera entrada del blog (tengo complejo de Juan Cuesta, presidente de ésta, nuestra comunidad xDD ) en Historia.

Hace tan sólo tres días que tengo este blog, hecho por una de las mejores diseñadores gráficas (la tengo al lado) que por casualidades de la vida es mi mejor amiga y se llama Paula xD. Ya que estoy hablando de ella, quiero darle las gracias por haber creado el blog, así como todos los banners, títulos, etc... que ha hecho y va a hacer (espero). Le han quedado muy bien, y ¡me encanta!

Y relacionado con mi fanfic, próximamente empezaré uno de Gossip Girl, el cual espero que os guste, aunque, por supuesto, seguiré escribiendo el de crepúsculo (Amores peligrosos). Pondré alguna encuesta para que vosotros también participéis dando vuestra opinión.

Acabo diciendoos que se aprecican los comentarios tanto en el libro de visitas como en la entrada y dentro del fanfic si queréis comentar algún capítulo, ¡qué me animan a seguir escribiendo! :)

You know you love me,

XOXO

aLeXaNdRa*

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+ FOROS




+ COTILLEOS


Si quieres aparecer en este apartado, mandame un email con la URL de tu sitio, el nombre, y la URL de tu botón, o pon un comentario en esta sección y te pondré aquí.

Primero tendrás que poner el mío en tu página :)

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Próximamente

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Próximamente ;)

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Seguí corriendo hacia la casa mientras pensaba en Alexandra y en Rosalie. Las dos eran muy diferentes pero ¿me podían gustar las dos? No. Esa era la respuesta que más me dolía después de haber estado tanto tiempo con Rosalie, el cambio no iba a ser muy bueno para los dos pero ¿qué podía hacer? ¿Ocultárselo? Los remordimientos de conciencia me estaban matando y ella seguía sin aparecer por Forks. Si no venía en unos días tendría que ir a buscarla para contárselo.

Y a Alexandra no soportaba verla así en el instituto, ya no se sentaba conmigo en clase ni en la cafetería. Había pasado a ignorarme tanto como yo intentaba ignorarla a ella. Pero aun así cuando veía sus ojeras y sus ojos hinchados, no podía hacer otra cosa que culparme a mí mismo por lo que la había hecho. Estaba mal, bastante mal. Ella tenía un novio y yo lo había fastidiado todo. Cuando le había preguntado a Edward por ella me había dicho simplemente que se lo preguntara yo mismo pero no podía.

Un olor conocido llegó a mi nariz y me dio un vuelco al estómago, era Rosalie. Había vuelto de Nueva York. Aceleré el paso aunque en realidad no quería llegar y encontrarme con ella. ¿La habría llamado Edward? ¿Lo sabría ya todo? No, lo más probable es que no porque sino habría matado a Alexandra.

Estaba allí apoyado un árbol cerca del río esperándome tan guapa como siempre aunque en sus ojos podía ver su preocupación y su ¿miedo? Me acerqué a ella caminado lentamente para observar la expresión de su cara pero ella siguió mirando hacia la casa sin dar ninguna muestra de que me había oído llegar. Cuando me coloqué al lado suyo me abrazó pero ese abrazo no era como los otros mucho que me había dado, por el contrario era frío y apresurado. Algo no iba bien y no tenía que ver con Alexandra.

-¿Podemos ir a hablar a otra parte? Al bosque, donde nadie pueda oírnos –me preguntó
-Claro.

Ambos corrimos hasta que por fin ella se paro a unos cuantos kilómetros de la casa cerca de un prado en el cual habían estado hacía unos momentos unos ciervos. Caminó hacia el centro de la estancia y se quedó mirando por un momento los árboles que crecían a nuestro alrededor.

-¿Qué es lo que quieres decirme? –pregunté después de unos segundos ya que no podía soportar el silencio que había entre nosotros.
-Emmet, sabes que lo nuestro no funciona desde hace mucho tiempo. Nuestros intentos no han funcionado –continuó- tantos viajes de luna de miel, ya nada es como antes. Lo nuestro no es como era antes.
-Pero…
-No, espera, déjame acabar –me cortó- cuando te salvé de aquel oso. No me enamoré de ti fue después te quería para mí pero nunca fue una relación normal. No nos enamoramos como los demás simplemente te elegí y estuvimos juntos. ¿Es lo nuestro de verdad amor, Emmet? –parecía como si estuviera deseando que diría que sí, como si lo esperara.
-No lo sé. Quizá nunca lo ha sido. Quizá nunca lo fue –dudé- yo estuve enamorado de ti Rose pero ahora…
-¿Sabes por qué fui a Nueva York? –negué con la cabeza- Para pensar en todo esto. Supongo que tú también lo has hecho en mi ausencia - dijo sollozando.
-Sí, lo he hecho y al estar separado de ti, me he dado cuenta de todo lo que me estás contando ahora. Pero puede que haya esperanza para nosotros si nos vamos solos y… no sé
-No la hay Emmet. He conocido a alguien en Nueva York –una bestia dentro de mi rugió- otro vampiro y… creo que me he enamorado de él.
-¿Me has estado engañando con otro todo este tiempo? ¿Por eso Alice vino antes? –dije gritándola.
-Sí
-¡Genial! Así que todo el mundo sabe que mi mujer me está poniendo los cuernos menos yo. Y yo que me sentía culpable por lo del beso… -di una patada a un árbol que salió volando produciendo un estruendo.
-¿Qué…
-¿Ya has terminado Rosalie? ¿O tienes algo más que confesar?
-No, yo ya he terminado pero…
-Adiós Rose. No quiero volver a verte nunca –concluí.

Ella se quedó quieta donde estaba sin mover un músculo sorprendida pero a mí no me dio tiempo a contemplarla ya que eché a correr por los árboles sin pensar en nada intentando mantener la mente en blanco y, de repente ante mis ojos apareció la casa de Bella. No sabía como había llegado hasta allí. Me quedé un rato observando la casa, en ella sólo estaba Alexandra, la podía oír en su cuarto. Estaba con el ordenador, seguramente hablando con sus padres o quizá con su novio.

Tiré una piedra todo lo suave que pude hacia su ventana. Podría haber entrado pero no quería asustarla. Se asomó a la ventana y su cara mostró sorpresa al verme, nos quedamos mirándonos durante un rato y finalmente abrió la ventana.

-Hola –me dijo.
-Hola, ¿puedo subir?
-Supongo
-Bien, apártate de la ventana
-¿Qué?
-Tú apártate –dije mientras saltaba hacia ella y aterrizaba limpiamente en su habitación.

Ella me miró sorprendida pero no hizo ningún comentario. Parecía cansada, era como si no tuviera ganas ni de hablar. Se sentó en la silla y se quedó mirándome como si intentara comprender algo de lo que yo no tenía ni idea.

-¿Qué tal estás? – inquirí
-Bien. ¡Genial! Acabo de romper con mi novio por el Skype.
-Lo siento. Pero no tenías porque haberlo hecho –dije aunque una parte de mi bastante grande estaba contenta de que lo hubiera hecho.
-Lo sé. ¿Por qué has venido?
-Me voy a ir durante un tiempo y antes quería asegurarme de que estabas bien.
-¿Por qué te vas?
-Rosalie ha vuelto hoy y me ha dicho que se ha liado con otro.
-¿Qué? –dijo mientras saltaba de la silla y me abrazaba.

Ese abrazo me sorprendió pero no pude hacer otra cosa que devolvérsele y aferrarme a él como mi última esperanza. Luego me separé de ella lentamente con cuidado y la miré. Me acerqué a la mesa en la que antes había estado ella y cogí un boli y un papel. Escribí el lugar en el que iba a estar durante mi ausencia y se le entregué doblado por la mitad.

-Prométeme una cosa, si me necesitas para lo que sea para hablar o para algo y no puedes esperar a que venga me encontrarás en esta dirección. Pero no la puedes leer hasta ese momento. Mantenla doblada y no la leas por favor.
-¿Por qué? –inquirió mientras la caía una pequeña lágrima cristalina por el ojo.
-Tú prométemelo ¿confías en mí?
-Sí
-Bien –dije y me preparé para saltar por la ventana.
-¡Espera! – exclamó- ¿estarás bien?
-No lo sé.

Asintió mientras me daba un beso en la mejilla, la cual note cálida durante unos instantes y luego salté y me fui.

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El profesor estaba hablando pero yo apenas le escuchaba, en mi mente solo estaba un pensamiento reforma. Habían pasado unos cuantos días desde mi encuentro con Francesco y ya no podía más. Ni el uno ni el otro iba a cortar con los dos, la culpabilidad me recomía por dentro. Hoy era mi cumpleaños e iba a ser mi primer día de “reforma”, iba a acabar con todo. El timbre sonó mientras estaba cavilando que le iba a decir a Mike con él iba a romper en el almuerzo que ya había llegado.

-Esto, Mike ¿puedo hablar contigo en el aparcamiento? –le pregunté.
-Por supuesto cumpleañera. Hoy tus deseos son órdenes para mí –no me lo iba a poner fácil.

Caminamos hacia el aparcamiento agarrados de la mano, todo el mundo iba hacia la cafetería así que nadie nos iba a molestar. Llegamos hasta un banco que había a la entrada y le dije que se sentara mientras yo me ponía a su lado en frente de él.

-Mike… -se me había olvidado todo lo que había ensayado, respiré hondo- tu sabes que yo te quiero y todo eso pero… tenemos que romper-tenía que ir al grano.
-¿Qué? ¿Por qué? –preguntó sorprendido y soltando la mano.
-No soy buena para ti y nunca te voy a querer tanto como tú a mí.
-Yo no creo…
-Sí, Mike es la verdad, no te quiero hacer más daño del que te haría si duráramos más.
-Pero…
-No.
-Vete.
-¿Qué?
-Vete y déjame solo, Paula.
-Está bien.

Me dirigí hacia la cafetería, no tenía hambre así que me acerqué directamente a la mesa y cogí a Alexandra por el brazo mientras me la llevaba al baño para hablar, me tenía que desahogar con alguien.

-¿Qué quieres? -me preguntó fría. Eso me descolocó pero no le di mayor importancia.
-Acabo de cortar con Mike ya no podía más –suspiré- estar engañándole y todo eso era un martirio y, además, los dos me gustaban.
-¿Qué dos?
-Pues Mike y Francesco.
-¿Te has liado con Francesco?
-Sí.
-Joder Paula eres una egoísta de mierda. ¿Por eso has estado toda la semana despistada? ¿Por eso no te has preocupado por saber por qué me llevo sentando un tiempo en vuestra mesa?

Ambas nos quedamos calladas. Nos quedamos mirándonos y fue cuando me di cuenta de que tenía dos surcos morados asomándose por encima de sus mejillas y los ojos hinchados, era como si no hubiera dormido en noches. Quizá tuviera razón y había estado metida demasiado en mi mundo y no veía lo que tenía a mi alrededor.

-¿Qué te ha pasado?
-Nada. Siento haberte dicho lo de antes.
-Te ha pasado algo.
-Sí –aceptó- pero ahora tienes que estar preocupada por lo que le vas a decir a Francesco porque ¿vas a cortar con él no?
-Sí.

Después de nuestra pequeña discusión, lo habíamos arreglado todo aunque no me había querido contar qué era lo que la pasaba. Sin embargo, me había dado su regalo lo cual tenía que ser algo bueno. Eran unos zapatos preciosos y perfectos para mí. Estaba segura que tenía que ser o con Bella o con alguno de los Cullen porque sino se habría sentado con ellos pero ¿qué podía haberle pasado?

Aparté esos pensamientos de mi cabeza por lo menos durante unos segundos, tenía que pensar que le iba decir a Francesco. Estaba caminando hacia el lugar cerca del bosque donde solíamos quedar cuando le decía a Mike que iba a correr. Éste en casa no me había dirigido la palabra y se había ido a trabajar a la tienda incluso cuando no le tocaba, iba a ser difícil convivir con él de ahora en adelante.

Francesco me estaba esperando apoyado contra un árbol llevaba unos vaqueros ajustado y una camisa blanca, en sus manos había un regalo. Oh no! ¿Por qué me tenían que pasar estas cosas a mí?

-¡Felicidades guapísima! –me dijo mientras me intentaba dar un beso que yo esquivé con destreza- ¿qué pasa? –miró a su alrededor como esperando que Mike apareciera por la esquina.
-Tenemos que hablar. Francesco, ya no podemos seguir viéndonos.
-Ya, eso me dices casi todos los días.
-No, hoy va en serio, he cortado con Mike y… –de repente un escalofrío me recorrió toda la espalda y tuve la sensación de que alguien nos estaba observando, giré la cabeza hacia el bosque pero no vi a nadir- y ahora voy a cortar contigo.
-Lo dices en serio –afirmó tristemente.
-Sí. Lo siento.
-Me tengo que ir, le dije a Jessica que hoy haríamos juntos el trabajo de inglés –me dijo mientras se alejaba de mí.

Me adentré aún más en el bosque y me senté en un árbol caído. Unas lágrimas empezaron a salir de mis ojos mientras pensaba en todo lo que me había pasado desde que había llegado a Forks: me había liado con Mike y con Francesco, eso podía soportarlo pero, además, me había peleado con Alexandra cosa que nunca había sucedido, quizá me tendría que ir de aquí y volver a España.

De pronto la misma sensación de que me estaban vigilando volvió a surgir y mientras apartaba mis manos de mi cara le vi. Era el chico más guapo que había visto en mi vida, tenía un largo cabello rubio que se recogía en una coleta, unos ojos negros como la noche me miraban curiosos y su piel pálida me recordaba a la de los Cullen. Me quedé paralizada sin saber que decir o hacer. Él me seguía mirando con paciencia mientras se acercaba a mí lentamente. Me levanté por puro instinto y di un paso hacia atrás. Él paró de andar.

-Tranquila, no te voy a hacer daño –le miré con desconfianza- te lo prometo –parecía sincero.
-¿Me has estado espiando?
-Sí. No era mi intención pero pasaba por aquí y un olor me atrajo hacia vosotros.
-¿Un olor?
-Quiero decir unas voces. ¿Estás bien? –dijo mientras miraba mi cara con atención.
-Sí.
-Pues no me ha parecido que estuvieras bien hace un momento –comentó mientras cogía un palo y jugueteaba con él entre las manos.
-Ya bueno nunca es fácil romper con alguien.
-Pues tú has hecho que lo pareciera.
-Supongo que ya nada importa –respondí mientras las lágrimas volvían a salir de mis ojos.

De repente me encontré rodeada por unos brazos gélidos, duros pero reconfortantes y me aferré a ellos como si fueran la única cosa que me atara a Forks. No sé cuanto tiempo estuve llorando pero él no se separó en ningún momento de mi mientras me acariciaba mi pelo y me decía que no me preocupara. Por fin levanté la cabeza y le miré. Parecía tenso, era como si intentara no hacer algo que estaba deseando.

-Creo que debería irme a casa –dije- gracias por todo.
-Un placer, por cierto, ¿cómo te llamas?
-Paula ¿tú?
-Yo soy James –me sonrió- ¿puedo ir a verte esta noche?
-¿Qué?
-Sé que te sonará un poco raro pero solo es para asegurarme de que estás bien.
-Está bien, si quieres.
-Bueno, pues hasta está noche –dijo mientras me acariciaba la mejilla y echaba a correr hacia el bosque.
-Hasta esta noche, mi ángel de la guarda.

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Estaba muy nerviosa, no hacia más que mirarme al espejo y colocarme la ropa una y otra vez. Alguien llamó a la puerta y le dije que entrara, era Jacob. Me miró de arriba abajo y se acercó a mí sujetándome las manos que me temblaban del nerviosismo.

-Estás preciosa –me susurró, le sonreí- no tienes que estar tan nerviosa ya conoces a casi todos.
-A los que no van al instituto, no. Y, además, no les he conocido como la novia de Jake.
-Me encanta como suena esa frase –sonrió- ¡oh! ¡Vamos! Sam y Emily son muy majos ya verás como les caerás bien –dijo al ver que no me había relajado.
-Está bien –respiré profundamente.
-Además, Leah y Christian estarán allí.
-¿Ya se lo ha contado todo Leah?
-Sí, anoche
-¿Y por qué no me lo has contado para que llamará a Leah?
-¿Tenía que hacerlo?
-Pues claro para que habláramos de ello –puse los ojos en blanco.
-Pero si ya nos lo ha contado a nosotros.
-No es lo mismo.
-¿Por qué?
-Yo soy una chica. Vosotros sois unos insensibles –sonreí- ¿y como reaccionó Christian?
-Peor que tú –me sonrió- casi le da algo, según Leah se puso blanco y enfermizo cuando se transformó delate de él en loba y eso que ella ya le había explicado todo primero.
-Vaya. Pobrecito.
-Sí, Leah se enfadó cuando nos reímos de él.

Le miré indignada pero no me dio tiempo a decirle nada ya que me besó fervientemente. Sabía qué hacer para mantenerme callada y yo no me iba a quejar.

-¿Vamos?
-Sí –respondí todavía un poco confusa.

Salimos de la casa y nos fuimos hacia su garaje desde donde saco ese Golf negro que tanto me encantaba. Me metí en el coche y ambos nos dirigimos hacia la casa de Sam que estaba un poco lejos y demasiado metida en el bosque.

Dirigí la mirada hacia el bosque mientras nos dirigíamos a la fiesta, los árboles crecían frondosos a nuestro alrededor y empezaban a tapar el cielo grisáceo. De repente un lobo color chocolate se puso a un lado del coche y pegué un grito ahogado.

-Tranquila es Quil –me dijo Jake ceñudo mientras el lobo le miraba a los ojos y se iba- creo que quiere que nos demos prisa.
-¿Por qué?
-No lo sé, ha debido de pasar algo.

La casa de Sam se presentó ante nosotros: era pequeña pero acogedora y tenía un toque personal que estaba segura que se le había dado Emily. Todos nos estaban esperando fuera había varios lobos y luego estaban Christian, Emily y Kim. Jacob se bajó rápidamente del coche y fue hacia mi puerta, me esperó mientras salía. Seguro que me esperaba por si tenía miedo de estar cerca de sus amigos, eso era lo que menos me importaba.

-¿Qué pasa? –preguntó Jake mientras nos acercábamos.
-Dicen que has encontrado un rastro de un vampiro por el bosque cerca de la línea, pero no ha pasado –respondió Emily preocupada.
-¿Uno de los Cullen?
-No.
-Tamara, me tengo que ir te quedas con Kim ¿vale? Lo siento
-Espera un momento ¿qué es eso de vampiros?
-Te lo explicarán ellas –vino hacia mí me dio un beso y se fue mientras se quitaba la ropa y todos los demás le seguían.

Miré a Emily y, entonces, fue cuando me di cuenta de las cicatrices que tenía en la cara Jake me había ya hablado de ello pero aún así… Parecía preocupada mientras miraba en silencio hacia el lugar en el que se había perdido de vista los lobos.

-¿Entramos dentro y os lo cuento? –nos preguntó a Christian y a mí mientras intentaba cambiar la expresión de su cara.
-Vale –dije mientras agarraba a Chris del brazo ya que se estaba quedando blanco.

La casa por dentro era preciosa, la cocina comunicaba con el salón y hacía de ella más espaciosa y cómoda. Nos sentamos en el sofá mientras Kim iba a por un vaso de agua para nosotros.

-Tú debes de ser Tamara, Jake me ha hablado mucho de ti –me dijo Emily presentándose.
-Encantada –respondí tímida.
-Seremos buenas amigas, estoy segura –me dijo confiada. Le sonreí.
-¿Cómo que vampiros? ¿Y qué tiene eso que ver con los Cullen?
-Bueno, como ya has visto. Los hombres lobo existen pues bueno para completar la leyenda los vampiros también.
-¡¿Qué?! ¡¿Y Leah ha ido a enfrentarse a un vampiro?! –preguntó Chris horrorizado e hizo un ademán de levantarse.
-No la pasará nada, la manada la protege a ella más que a cualquier otro miembro.
-Dime ¿y los vampiros… qué hacen?
-Te refieres a la fuerza y todo eso ¿no? –Asentí- Bueno pues según me ha contado Sam son bastante fuertes y rápidos. Pero en manada ellos pueden matarles, por supuesto –se apresuró a decir cuando vio mi cara- bueno y pueden salir a la luz del día, no se les mata con estacas, beben sangre humana, su piel es…
-¡¿Qué beben sangre humana?! –exclamé.
-Sí, pero tranquila. Aquí estás a salvo.
-¿Y qué tiene que ver los Cullen en esto? ¿Ellos también son… -no pude seguir ya que se me empezó a quebrar la voz.
-Sí, lo son -me aseguró Kim.
-Pero mi hermana y Paula van al instituto con ellos y Alexandra, a veces, también sale con ellos. ¡Oh, dios mío!
-No, no te preocupes Tamara. Los Cullen sólo se alimentan de animales ,sino ya les habría matado la manada. Tu hermana esta medio a salvo.
-¿Por qué?
-Siempre existe un riesgo.

Me quedé preocupada ¿le habrían contado los Cullen a mi hermana su secreto? No lo sabía, ella no me lo habría contado para no asustarme pero ahora… todo iba mal. No podía quedar callada tenía que contárselo. Mejor no le decía nada a Emily y Jake para que no me prohibieran contárselo.

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Apenas llevaba dos semanas en Forks y todo era perfecto. La gente era simpática y tenía un montón de amigos aunque por supuesto Bella y los Cullen, en especial Alice y Emmet, estaban lo primeros de la lista. Había pasado casi todas las tardes después del instituto con ellos. Alice siempre planeaba cosas nuevas para hacer, era la ilusión personificada, aunque más parecía que nos estuviera intentando distraer que otra cosa. Ahora estábamos en Port Angeles una ciudad cercana a Forks y me estaban llevando de visita turística por el muelle. Bella y Edward habían ido a hacer unas compras y Jasper y Alice iban detrás nuestro juntos mientras que Emmet y yo estábamos delante mirando hacia el mar.

-¿Te aburres? –me preguntó mientras una media sonrisa se dibujaba en su cara.
-Un poco –sonreí- hubiera preferido ir de compras.
-¿Y por qué no se lo has dicho a Alice?
-Bueno… no quería herir sus sentimientos, estaba tan emocionada por enseñarme esta ciudad.
-Ya, pero es que Alice se emociona por todo –una risa gutural salió por su garganta- ¿quieres que vayamos a dar una vuelta?
-¿Y Alice….
-Le diremos que vamos a comprar el regalo de cumpleaños de Paula ¿no me dijiste ayer que era dentro de unos días?
-Sí, está bien.

Nos despedimos de Alice y Jasper y nos dirigimos hacia el centro. Port Angeles era una ciudad pequeña, las calles estaban llenas de gente y el suelo cubierto de una fina capa de polvo y basura. Pero por lo demás era hermosa, estaba al lado del mar y ¡había tiendas! Seguimos andando hasta una tienda que según Emmet era la que Alice le había dicho que estaba mejor.

-¿Y tu no te aburres yendo de compras?-inquirí.
-No te creas que mucho. Además, Alice me ha dicho que encontrarás lo que buscas en esta tienda así que no estaremos mucho rato.
-¿Y como sabe que encontraré aquí lo que busco?
-Ems….Bueno todas las adolescentes compran aquí.

Dirigí una mirada a la tienda a mí alrededor. La tienda era grande y tenía de todo: ropa, zapatos, complementos… La verdad es que sí parecía la típica tienda en la que compran las adolescentes. Me dirigí hacia los zapatos que era lo que tenía pensado comprarle a Paula y rápidamente encontré unos perfectos, un modelo parecidísimo a otro que había visto en Internet. Emmet tenía razón como siempre. Pagué los zapatos después de pedir los de la talla de Paula y salimos.

-¿Y qué vamos a hacer ahora?
-¿Me acompañas a una tienda a comprar unas gomas para el coche?
-¿Gomas?
-Sí para el motor
-Bien, vamos.

Llegamos a unos almacenes que eran gigantes, no había más que hileras de cosas que supuse que era para coches. Me dirigió por los pasillos hasta el lugar que quería.

-Aquí está.
-¡Genial! Pero aquí pone que es especial para jeeps y tú tienes…
-Un jeep –me cortó.
-Si tienes un jeep ¿por qué no vas al instituto con él?
-No quiero desentonar- me sonrió mientras nos dirigíamos hacia el mostrador con esa sonrisa suya tan perfecta que hacía que el corazón me latiera a cien por hora. De repente se paró en seco y se metió las manos en los bolsillos- ¿Alexandra?
-¿Si?
-No tengo dinero.
-¿Qué?
-Es que mi dinero lo tiene Alice.
-Vale, da igual. Lo pago yo
-No puedo permitir que una chica me pague mis cosas ¿Dónde estaría mi caballerosidad? –le miré con cara de pocos amigo. Y una risa picarona se le escapó de los labios- tengo una idea para solucionar esto pero hay que correr.
-¿Qué? –se me escapó

Pero no me dio tiempo a decir más ya que me agarro con una mano fría como el hielo y me llevo corriendo por toda la tienda mientras se guardaba la goma en el bolsillo de su cazadora. Salimos a la calle mientras oíamos a un dependiente gritándonos y corrimos durante un rato hasta que por fin nos paramos en un callejón. La adrenalina corría por todo mi cuerpo y mi corazón latía tan rápido que parecía que se me iba a salir del pecho. Sin embargo, él estaba todo tranquilo mirándome fijamente, nuestras manos continuaban entrelazadas.

-¿Estás… loco? ¿Qué quieres… que vayamos… a la cárcel? –pregunté con la voz entrecortada por el cansancio.
-No nos iban a atrapar –dijo simplemente pero continuaba mirando de esa forma tan intensa que me intimidaba pero a la vez me producía un cosquilleo en el estómago- estás bastante colorada.
-¿Tu crees? –le pregunté mirándole con fijeza.
-Estás guapa.

Ambos nos quedamos en silencio contemplándonos mientras la adrenalina volvía a corre por todo mi cuerpo. Entonces él me besó. Su boca estaba tan fría como sus manos pero tenía un sabor que me envolvía y hacia que me mareara. Fue un beso corto pero intenso y deseado ya que de repente se despegó de mí y se alejó unos metros en el callejón. Nos quedamos en silencio sin decirnos anda y mirándonos durante unos minutos que me parecieron horas.

-Deberíamos irnos. Alice nos estará esperando.
-Vale, vamos.

Caminamos juntos por la acera pero sin tocarnos mientras esquivábamos a los transeúntes, él con elegancia y yo como podía. Por mi cabeza pasó la imagen de Bastian, mi novio ¿qué había hecho? Esa era la pregunta que me repetí durante todo el camino y luego en el coche. Hasta que llegamos a casa y cuando subía hacia mi cuarto Bella me siguió y me preguntó:

-¿Qué te pasa?
-Nada
-Has estado muy callada en el coche.
-Ya –unas lágrimas asomaron por mis ojos.
-¡Oh! Alexandra no llores, ¿me lo quieres contar?
-Y si un día te das cuenta de que ya no quieres tanto a esa persona
-Te refieres a Bastian –no era una pregunta
-Sí me refiero a él

No sé cuanto tiempo estuve llorando en los brazos de Bella pero al final me quedé dormida, sintiéndome culpable y sin contarle lo que más me recomía por dentro Emmet.

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Estaba en la habitación de Edward en la mansión de los Cullen mientras hablábamos de cosas sin importancia cuando Edward pegó un respingón y miró ceñudo por la ventana, parecía disgustado por algo que yo no entendía.

-¿Qué pasa? –pregunté asustada.
-Vuelve Alice.
-¿Sola?
-Sí - ambos nos miramos con cara de entendimiento.

Bajamos lo más rápido que pudimos, es decir, él me espero mientras bajábamos las escaleras. Jasper ya había salido fuera a darle la bienvenida, debía de habernos oído y los demás estaban en la entrada esperándola pacientemente. Un taxi aparcó cauteloso en la entrada y de él salió Alice tan hermosa y grácil como siempre. Sacó sus maletas del capó del coche y pagó al conductor del taxi que tenía pinta de tener prisa. Fue a dar un beso a Jasper y luego entró dentro de la casa saludándonos a todos.

-¿Y Rose? –preguntó Emmet ceñudo.
-Se ha quedado allí. Quería ver un desfile de Ralph Lauren y de Marc Jacobs –respondió Alice sonriente.
-¿Y tú no?
-Yo ya he visto todo lo que quería ver y he hecho un montón de compras. Ya veréis todo lo que os he comprado –comentó cambiando de tema y se dirigió hacia mí con mirada inocente- Bella espero aceptes la ropa que te he comprado.
-Alice no….
-Ni una palabra –me cortó- no pienso aceptar un no por respuesta y, además, es como un recuerdo que te he traído de Nueva York, no un regalo que te he traído por qué sí.

Suspiré. Resultó que el regalo de Alice de recuerdo de Nueva York era excesivo: un vestido, dos faldas e incontables camisetas. Cuando salíamos de su casa en el Volvo de Edward todavía estaba disgustada. No me gustaba que Alice ni él me compraran nada.

-Te lo pondrás, ¿verdad? Alice se sentirá ofendida si no lo haces.
-Edward yo… -le miré y entonces me di cuenta de que estaba preocupado por algo que no tenía que ver con la ropa- ¿Qué te pasa? ¿En qué estás pensando?
-En Alice. Se siente muy culpable por lo que le está haciendo Rosalie a Emmet y ella no puede hacer nada ya que no se lo puede contar a él. Ha vuelto porque ya no podía soportar más estar allí –suspiró- Rosalie es una egoísta.
-¿Pero no me dijiste que ella se había ido para pensar sobre su relación con Emmet? ¿Por qué se va a sentir Alice culpable por eso?
-Bueno, digamos que ella ya no lo está pensando mucho.
-¿Por qué?
-Ha conocido a otro vampiro.
Me quedé en silencio pensando en Rosalie. Era guapa y tenía un novio que la quería y todo parecía ir bien entre ellos. ¿Por qué se había ido? ¿Por qué ahora estaba con otro vampiro? Pobre Emmet siempre estaba alegre y vacilón pero ¿qué haría cuando se enterara? ¿Mataría al otro vampiro? ¿Habría una lucha? Un escalofrío me recorrió la columna solo de pensarlo.

-¿Te encuentras bien? –preguntó Edward preocupado.
-Sí, ¿y tú? Tú también le tienes que ocultar a Emmet lo de Rosalie.
-Sobreviviré. Lo bueno es que Esme y Carlisle no saben nada aunque cuando se enteren se enfadarán con ella –me miró- No sé si volveremos a ver a Rose en mucho tiempo. Esto va a suponer una decepción para él.
-¿Jasper lo sabe?
-Todavía no. Alice estaba dudando en si contárselo o no.

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Me desperté sobresaltada al sonar mi móvil. Me levanté y me vestí rápida mientras iba al baño a cepillarme los dientes. Los padres de Mike habían llegado el domingo y no sospecharon de nada. Aunque claro, después de haber estado todo el sábado limpiando no me sorprendió. A pesar de lo de limpiar, este fin de semana había sido genial, Mike me trataba súper bien y era tan atento... Bajé a desayunar. Los demás miembros de la familia ya estaban en la mesa

-¿Estás seguro de que no te duele?
-Sí, mamá, ya te lo he dicho veinte veces.
-A ver si tienes más cuidado con las puertas, cielo.

Eso me hizo sentir culpable. Mike les había dicho que se había dado con una puerta en el ojo, a la señora Newton le valió pero a su marido, que miró a Mike ceñudo pero no dijo nada, no. Tendría que hablar con Francesco para que esto no volviera a ocurrir.

Mike y yo llegamos juntos de la mano al instituto lo que creó miradas de entendimiento entre algunos y sorpresa entre aquellos que no habían asistido a la fiesta. Pero no le vi por ningún sitio. Las clases pasaron muy rápidas debido en parte a que no quería que llegara la hora del almuerzo ya que tendría que hablar con Francesco antes de entrar en la cafetería. Me despedí de Mike diciéndole que ya iría más tarde a la cafetería y seguí a Francesco hasta el baño de los chicos. Esperé un rato fuera por si acaso y cuando salieron dos chicos que estaban dentro me metí sin pensármelo dos veces. La cara de Francesco mostró en un principio sorpresa y luego confusión. Atranqué la puerta y me encaré a él.

-No te vuelvas a acercar a Mike.
-¿Qué es tu novio?
-Sí.

Hubo una larga pausa en la que nos miramos sin decir nada hasta que tuve que apartar la vista ya que la tensión sexual que había habido entre nosotros en el avión volvía a surgir.

-¿Por qué él y no yo? - me preguntó suplicante.
-Mira Francesco yo no soy el tipo de chica que te conviene.
-Eso le tendría que decidir yo.
-No creo que te gustaría que tu novia te pusiera los cuernos pero aunque no quisiera hacerlo lo haría.
-No creo que tú me engañarías - respondió tozudo.
-Sí que lo haría - suspiré y me senté en los lavabos frente a un espejo agrietado- Tú no me conoces en absoluto.
-¿Lo que me estás intentando decir es que no estás conmigo para hacerme un favor? - inquirió mientras se acercaba lentamente a mí.
-No exactamente. Lo que te estoy intentando decir que sólo estaría contigo por una… atracción.
-¿Pondrías los cuernos a Mike?
-Para serte sincera…. Posiblemente.
-¿Y no tienes miedo de herir los sentimientos de Mike?
-No, él es el típico chico al que dejas, lo pasa mal una semana y luego empieza a salir con otra. Es un puerto seguro.
-Pero él te gusta - no era una pregunta.
-Sí.

Se quedó dubitativo durante unos segundos en los que yo no supe que decir. La verdad, estaba hecha un lío. Por una parte Mike me gustaba pero no era el típico chico con el que se podía llevar una relación seria y yo no estaba preparada de todas formas para ella, por otra parte estaba Francesco que me caía bien y estaba buenísimo y además era tan...bueno conmigo.

-Podría ser yo.
-¿Ser quién?
-El otro.
-No creo que eso sea buena idea - pero el agarro mi cara con fuerza y me besó durante unos segundos - Oh vamos Francesco, no quiero…- me volvió a besar.

Ya no pude pararle simplemente no podía, sus manos rozaban cada partícula de mi cuerpo y su boca era tan dulce. Otra vez había vuelto esa tensión sexual que no podía parar, ese hormigueo en mi espalda que me decía que siguiera y que no importaban ni Mike ni mis amigos ni el instituto, sólo él.

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La playa de la reserva estaba bastante bien, tenía medio kilómetro de largo y terminaba en un terreno escarpado hacia unos acantilados. No llovía pero pronto lo haría ya que todo el cielo estaba cubierto unas densas nubes grises. No hacía frío, o al menos a mí no me lo parecía, ya que era difícil saberlo estando entre los brazos de Jacob que miraba pensativo hacia el horizonte. Nos encontrábamos en medio de la playa sentados en una roca.

-¿En qué piensas? - le pregunté. Esperó unos segundos antes de contestarme y luego me miró a los ojos.
-¿Alguna vez has tenido un secreto y te daba miedo contarlo?
-No lo sé. Supongo. Todo el mundo tiene secretos - respondí confusa.
-Ya… - desvió la mirada - hay algo que tengo que contarte pero no se si me vas a creer y si lo haces quizás salgas corriendo que sería lo más normal.
-Jake, ¿qué pasa? - le sujeté la cara - Yo no voy a salir corriendo a ningún lado.
-Es que no sé como explicarte, se me han ocurrido mil maneras durante esta semana pero ahora me he quedado en blanco.
-Suéltalo sin más.
-Ya. ¿Sabías que según las antiguas leyendas los quileutes descendemos de los lobos?
-No. ¿Pero eso qué tiene que ver con…
-Déjame acabar - me interrumpió poniéndome un dedo en los labios - ¿y si te diría que soy un hombre lobo?
-Jake no me vaciles si no quieres contarme nada no pasa nada pero no me vengas ahora con animales mitológicos.
-Te estoy diciendo la verdad Tamara soy un hombre lobo, un licántropo o como quieras llamarlo - me miró durante unos instantes - no me crees ¿verdad?
-Pues no Jake… - ¿a qué venía esto?, ¿estaba loco o me estaba vacilando?
-Te lo demostraré.

Se acercó a un linde del bosque cercano quitándose las playeras. Yo miré hacia la playa un segundo y cuando volví la cara el susto fue inmenso. Mi corazón empezó a latir fuertemente. Delante de mí había un lobo más grande que un oso. El miedo se apoderó de mí y di un paso hacia atrás pero él no intentó acercarse simplemente se quedó donde estaba mirándome. ¿Dónde estaba Jacob? ¿Estaría bien? El lobo había salido por el mismo sitio que él había entrado… El miedo no me había dejado pensar en un principio pero ahora todo tenía sentido, las entradas al bosque de Jacob o las salidas de él cuando yo no estaba, su alto calor corporal, la cosa que me ocultaba y que Leah dijo que no podía contarme…

-¿Jake? ¿Eres tú?

El lobo color ladrillo asintió levemente con la cabeza pero no hizo ademán de acercarse. El miedo había abandonado ya todo mi cuerpo. Si era Jacob no podía hacerme daño. Me acerqué, él no hizo ningún movimiento, simplemente se quedó quieto, no quería asustarme. Alcé una mano y le toqué el pelo. Era suave y estaba tan caliente como él. Me quedé un rato mirándole y acariciándole. Esto no podía ser verdad.

-¿Puedes volver a transformarte en tu forma humana? - pregunté confusa. Tenía mil preguntas que hacerle. Se dio la vuelta y apareció en vaqueros después de unos minutos con su otra ropa en la mano.
-¿Estás bien? - preguntó cauteloso si acercarse demasiado a mí.
-Sí, eso creo - nos miramos - entonces ¿eres un lobo?
-Sí.
-¿Y no se supone que los hombres lobo solo salen en luna llena?
-Un mito.
-Ah - nos quedamos en silencio.
-Tamara…
-¿Sí?
-¿Me tienes miedo? Quiero decir que si no querrías volver a verme lo entendería - me dijo tristemente.
-No te tengo miedo contigo me siento protegida. Incluso cuando he visto el lobo y me he enterado de que eras tú me he sentido segura.
-¿De verdad? ¿No me tienes miedo? ¿Y sigues queriendo estar conmigo? - me preguntó esperanzado.
-Pues claro. Tú eres la única persona con la que me he sentido llena. No sé, es raro, es como si ahora que te conozco no podría separarme de ti - sacudí al cabeza y le miré confusa.
-Ya bueno, eso es por la imprimación - respondió con una sonrisa de oreja a oreja y me agarró de la mano.
-¿La qué?
-La imprimación tiene que ver con ser lobos. Se supone que yo te imprimé el día en que nos vimos. No fue adrede, por supuesto, eso simplemente pasa y desde entonces y hasta que me muera estaré enamorado de ti. Es como si a mí me hubieran hecho sólo para amarte. Estábamos destinados a encontrarnos - enarqué un ceja - ya se que suena un poco raro, quizás te lo explique mejor Emily o Kim.
-¿Emily o Kim? ¿Hay más lobos?
-Sí, todo mi grupo de amigos son lobos y, bueno, también Leah es una loba.
-¿Las chicas pueden serlo?
-Sí, bueno, sólo está Leah. Ahora ya sabes por lo que está siempre de mal humor con nosotros. No le gusta que sepamos todo lo que piensa aunque bueno, eso a ninguno de nosotros nos gusta - vio mi confusión en los ojos - es que cuando estamos en forma de lobo oímos nuestros pensamientos.
-¿Siempre?
-Sí.
-¿Y no les molesta que me lo hayas contado?
-No, que va - se rió - ellos querían que lo hiciera para que te unieras a la familia, les caes muy bien.

Le abracé. No sabía por qué pero no le tenía miedo ni a él ni a ninguno de sus amigos. Levanté mi cara hacia él y le besé. Por fin me había contado su secreto ese que me había estado ocultando y Leah no me había querido contar y tampoco era tan malo al fin y al cabo. Era un lobo y no parecía peligroso, más bien al contrario, me sentía protegida cuando estaba con él y eso estaba bien.

-¿Sabes qué, Jacob? - le miré - Te quiero.
-Yo también a ti –dijo mientras una sonrisa se dibujaba en su cara.

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Fue ver como casi la daban un puñetazo y no pude detenerme sino que fui a separarles sólo para que no la hicieran daño, era una frágil humana. Intenté no romperle nada al chico y los tres salimos a la calle. Francesco no estaba sangrando pero tenía sangre en la mano de Mike, el dolor me entraba por la nariz así que intenté no respirar. Jasper había salido corriendo en cuanto vio lo que iba a pasar ¿por qué no había hecho yo lo mismo?

-¿Estás bien? –le pregunté a Alexandra.
-Sí ¿por qué?
-Casi te dan un puñetazo
-Sobreviviré a un casi –sonrió burlona.
-¿Y tú que tal? ¿Te has roto algo?
-No –él tío estaba borracho. ¡Genial! Me había librado de mi vida humana y ahora tenía que cargar con humanos borrachos.
-¿Qué estabas haciendo, estás loco? –le preguntó Alexandra.
-Ese Mike me estaba…
-No te estaba haciendo nada, sé que era por Paula y te aseguro que con eso has logrado impresionarla.
-¿Así que todo esto es por un chica? –no era una pregunta.
-Oye ¿por qué no te lavas esos puños con sangre en la manguera de algún jardín? ¿O quieres también impresionar a la madre de Jessica? –sugirió Alexandra.

Ambos nos echamos a reír mientras él se iba a una manguera a limpiarse. La verdad es que esa había sido una buena idea porque casi no podía ya aguantar el olor. Y, además, me estaba impacientando, los humanos andaban demasiado lentos, a este paso no llegaríamos a la casa ni en un siglo.

-Creo que voy a vomitar
-¿Qué? Emmet encárgate tú de él.
-¿Yo? ¿Por qué?
-Eres un hombre, estas cosas son entre vosotros.
-Ni de broma, que asco.

Nos miramos y ninguno de los dos se acercó a Francesco, este empezó a devolver en el bordillo de la acera. Por fin terminó y llegamos a su casa en la entrada no había nadie pero él dijo que sabía donde estaba la llave así que nos volvimos y le dejamos allí. Oí como el coche de Edward se acercaba hacia nosotros así que esperé a que llegara. Los dos nos subimos en el coche. Edward me miró durante una fracción de segundo y luego miró a la carretera delante de Alexandra tenía que aparentar que miraba a la carretera todo el rato. Estaba seguro de que eso le fastidiaba.

-¿Y Jasper? –preguntó Alexandra.
-Pues… -empecé
-…ha cogido el otro coche, es que habíamos venido en dos –Edward ya estaba preparado para la pregunta, como siempre.

Llegamos a casa de Bella y las dejamos a las dos allí. Me coloqué delante con Edward y éste aceleró el coche en cuanto cruzamos la esquina.

-Sé que me estás ocultando algo.
-Yo también sé que tú lo sabes.
-Sí pero no se con que tiene relación.
-Ya bueno es que yo tengo mucho secretos –intentó sonreír.
-Bien.
-Deja de darle vueltas Emmet. Ya te enterarás.

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Mike y yo llevábamos bailando toda la fiesta pero no se había lanzado, ¿por qué? Quizá fuera un romántico de esos que esperan el momento y el lugar perfecto. Yo le gustaba eso lo sabía, pero no comprendía por qué tardaba tanto, al final me iba a tener que lanzar yo.

Le miré, un mechón rubio colgaba de su frente, paré de bailar y se la coloqué en su sitio. Ambos nos miramos, su cara se giró hacia un lado y cuando estaba tan cerca que ya podía oír su respiración algo me empujó hacia un lado bruscamente. Levanté la cabeza a tiempo para ver como Francesco le daba un puñetazo a Mike en la cara. Éste al principio le miró sorprendido pero luego se le devolvió. No me lo podía creer, en menos de dos segundos ya estaban por el suelo pegándose. Pero no pude reaccionar hasta que vi como Alexandra se acercaba corriendo e intentaba agarrar a Francesco, pero se tuvo que apartar ya que casi la dan un puñetazo, apareció Emmet como de la nada y la ayudó a agarrar a Francesco, bueno más que nada le levantó en el aire y le apartó. Alexandra me miró y salió por la puerta con los dos. Entonces fue cuando pude reaccionar y ayudé a Mike a levantarse, tenía toda la cara cubierta de sangre.

-¿Seguro que estás bien? –le pregunté por enésima vez.
-Sí, prácticamente no me duele.

Estábamos en la cama de su habitación con un botiquín y le estaba curando las heridas de la cara. No tenía muy buena pinta, un ojo estaba adquiriendo un color púrpura y tenía un labio partido.

-¿No quieres que vayamos a un hospital? Igual te tienen que dar puntos en el labio.
-No, de verdad estoy bien –me aseguró.
-Lo siento.
-¿Por qué?
-Ha sido por mi culpa. Lo tendría que haber sabido. Yo… no tendría que haberme enrollado con Francesco –estaba angustiada.
-¿Te enrollaste con él? –preguntó ceñudo y una mueca surcó en su cara por el dolor.
-Sí, en el avión al venir para aquí pero yo le dejé las cosas claras. Le dije que no le quería a él y que tú me gustabas.
-¿De verdad te gustó?
-¿No es evidente?

Sin pensármelo dos veces le besé y él me devolvió el beso. Luego su boca rodeó mi cuello suavemente y un escalofrío me recorrió toda la espalda. Le quité la camiseta lentamente y ambos nos tumbamos en la cama, nuestros cuerpos se entremezclaron mientras el me quitaba mi vestido y sus labios empezaron a recorrer todas las partes de mi cuerpo descubierto. Habíamos empezado y no podíamos parar.

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Quizás la idea de traer a Jasper y Emmet a la fiesta no había sido tan buena. Pero claro, no había contado con la presencia de los perros. Ambos se habían quejado de que 1es hubiera convencido para venir pero así por los menos les podía ir entreteniendo hasta la vuelta de Alice y Rosalie, si volvía, claro. Ellos no sospechaban nada, por supuesto, ambos se habían quedado confusos por su partida para “ir de compras”. En realidad ellas no había mentido, sólo habían ocultado parte de la verdad.

Miré a Bella, parecía aburrirse un poco de estar allí en la cocina pero sabía perfectamente lo poco que nos gustaban los quileutes. Llegó Alexandra que venía a por una botella de agua.

-¿Todavía estáis aquí?- preguntó sorprendida.
-Sí, es que nos gustan las baldosas de la cocina -le contestó Emmet. Ella le sacó la lengua.
-No en serio ¿por qué no vais al salón? –vi como en su mente se dibujaba la cara de los perros al vernos entrar.
-Es que huele mal allí –respondió Emmet. De pronto Jasper se tensó y miré a Emmet con cara de alerta ¿es qué no podía tener la boca cerrada? ¿Por qué se le había escapado eso?
-Bueno hay algunos chicos que han devuelto pero tampoco creo que huela mal, más bien a alcohol y tabaco que a otra cosa -uf por suerte no se había enterado de nada.
-Está bien vamos.

Agarré a Bella con delicadeza y nos fuimos al salón y los demás nos siguieron y se colocaron contra una pared lo más lejos posible de Jacob y sus amigos, Alexandra se quedó con ellos hablando.

-Edward, sabes que no me gusta bailar –dijo al ver mis intenciones.
-No tienes por qué hacerlo –la contesté levantándola suavemente unos centímetros del suelo- ¿te he dicho lo guapa qué estás está noche?
-Sí, ¿y te lo he dicho yo?
-Sí –sonreí, pero en ese momento vi como Francesco se levantaba hecho un basilisco con la mirada fija en Paula y Mike y aparté a Bella para que no la hiciera nada al pasar.

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Cogí de la mano a Jacob y nos pusimos a bailar al lado de Alexandra y Francesco. Toda la semana había sido una locura, en menos de dos días me había enamorado de de él. Era como una droga para mí, su sonrisa amable pero a la vez tentadora, su cuerpo musculoso y moreno… No nos habíamos separada ni un momento pero yo sabía que me escondía algo ya que, a veces, cuando le miraba notaba como tenía la mirada distante y pensativa. Se lo había comentado a Leah que me había dicho que Jacob ya me lo contaría así que no quería darle más vueltas al asunto.

La gente a nuestro alrededor bailaba o hablaba, Alexandra ya había cambiado de pareja, ahora bailaba con Marcos y Paula estaba bailando con Mike. Francesco estaba sentado en una esquina bebiendo de una botella y mirándolos fijamente. Eso no me gustaba. Miré a Jake que me estaba mirando atentamente. Le sonreí y le besé suavemente en los labios durante unos segundos. Luego él me rodeó con sus brazos y se acercó lentamente hasta que nuestras bocas se encontraron. Tras unos minutos nos separamos y ambos nos dirigimos hacia donde estaban Christian y Leah.

-¿Qué tal la fiesta? –nos preguntó Christian.
-No está mal –me miró y me sonrió- pero si no habrían venido ciertas personas estaría mejor.
-¿A quién te refieres? –inquirí confusa.
-A los Cullen. Esos…
-Mi hermana me ha dicho que son muy majos, ¿por qué te caen mal?
-Pues…
-Porque son unos chupasangres –me soltó Leah.
-¿Unos qué?
-Nada, nada. Lo que Leah quiere decir es que no son de fiar - me dijo rascándose la cabeza- ¿vamos a por algo de beber?

¿Qué había querido decir Leah con eso de chupasangres? ¿Y por qué Jake había cambiado de tema tan rápido? Llegamos a la cocina donde curiosamente estaban los Cullen y Bella.

-¿Qué pasa Jake?
-¡Hola Bella!, ¿ya conoces a Tamara?
-Sí claro, la traje yo en coche. ¿Qué tal?
-Bien –respondí con timidez. Jacob me había hablado de ella, era la chica que le había gustado antes de que yo apareciera por la reserva.
-Así que, ¿estáis saliendo? –preguntó al vernos de la mano.
-Sí, Bella ya sabes lo rápido que nos enamoramos los quileutes –respondió.

Al ver la cara de sorpresa de Bella me di cuenta de que la frase tenía un mensaje oculto pero no supo apreciar cual era por lo que miré a los otros chicos que estaban en la cocina. El novio de Bella estaba con ella de la mano pero no se había dirigido a Jake en ningún momento y los otros dos uno grandote y el otro rubio miraban a Jacob con la mandíbula tensa. Él parecía no darse cuenta o más bien los ignoraba. Y yo no sabía como podía hacerlo ya que daban un poco de miedo, era como si se fueran a saltar sobre Jake en cualquier momento.
Volví mi atención hacia la conversación de Bella y Jacob pero éstos ya habían terminado de hablar así que cogimos nuestras bebidas y volvimos hacia el salón. Habíamos faltado unos minutos y todo era ya un desfase. Había bastante gente borracha y vasos rotos por el suelo pero nadie parecía darse cuenta. Así que nos rodeamos con los brazos y seguimos bailando.

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Salí del instituto con Mike y Paula y nos dirigimos hacia la furgoneta de este último. Luego pasamos por el supermercado y compramos todo lo necesario.

La casa de Mike era preciosa y me daba mucha pena que acabara todo sucio o que lo destrozaran, así que cogimos lo que se podía romper y lo metimos en el cuarto de los Newton. Después todo fue apartar la tele, los sofás y poner el jardín bien para que todo el mundo estuviera cómodo y se pudiera bailar. Luego llegó el hermano de Tyler con las bebidas y nos hizo prometer que si nos pillaban no le diríamos a nadie que era él quien nos las había dado. Cuando quedaba una hora para el comienzo de la fiesta Paula y yo nos fuimos a preparar a su cuarto y Mike que ya se había vestido y peinado se quedó abajo.

-¿Te gusta Mike? –le pregunté a Paula. La conocía, le estaba prestando demasiadas atenciones como para que fuera un simple amigo.
-No está mal, es bastante guapo y el look surfero me encanta.
-¿Ya te has enrollado con él?
-No
-¿Y habéis estado toda la semana juntos preparando esto y aún así nada?
-No. Igual le gusta otra.
-Lo dudo, te mira con cara de embobado.
-Ya me he dado cuenta –sonrió y ambas nos echamos a reír.

Nos preparamos todo lo rápidas que pudimos lo que significa Paula en quince minutos y yo en una hora, mientras estuvimos hablando de los chicos de instituto de lo guapos o feos que eran. Estaba claro que los que ganaban eran los Cullen. Para mí Emmet era el más guapo pero Paula decía que para ella era el novio de Bella. Cuando ya solo me faltaba ponerme los zapatos de tacón Mike nos llamó ya que estaba llegando la gente, así que nos dimos prisa y bajamos las escaleras.

Ya había llegado bastante gente entre ellos distinguí a Jessica que venía con Francesco y a Ángela con Eric a los que me acerqué a saludar. Siguió llegando gente y la música empezó a sonar, la primera canción era Poker face de Lady GaGa y algunos valientes empezaron a bailar lo que animó a los demás. Pronto llegó Tamara con Jacob de la mano y se acercó a mí.

-Hola Alexandra. Este es Jacob, mi novio. Jacob, Alexandra mi hermana.
-Encantada –dije
-Lo mismo digo, Tamara me habla mucho de ti y estaba deseando conocerte.
-Tampoco hablo tanto de ella – se quejó aunque una sonrisa asomó por su cara.

Estaba deseando conocer a Jacob y ahora que me lo presentaba no estaba segura de que había visto Tamara en él como para salir tan rápido con él. Sí era guapo pero debía de tener algo más, Tamara no mira sólo el físico. Luego me presentaron a algunos amigos como Seth, Quil, Embry…

Más tarde me acerqué a David y a Christian que estaban con una chica que también debía de ser de la reserva y era bastante guapa. Me la presentaron, se llamaba Leah, Tamara me había hablado de ella pero no recordaba por qué, así que la sonreí y me dirigí a la entrada ya que había sonado el timbre.

Allí estaban Bella, Edward, Jasper y Emmet. Entraron con su elegancia natural pero al dar unos pasos se pararon, yo miré a Bella y ésta miró a Edward que le dijo algo en voz baja a sus hermanos. Entonces, muchos de los quileutes se giraron hacia los Cullen con cara de asco como si éstos olieran mal. Me sorprendí por su descortesía pero a ellos no pareció importarles ya que se dirigieron hacia la cocina, la zona más alejada de donde estaban los otros. En la cocina estaba Francesco solo, bebiendo de una botella de vodka.

-¿A qué ha venido eso?
-¿El qué? –preguntó Emmet.
-El que os miraran así.
-No nos han mirado de ningún modo –me respondió aunque pude visualizar como su barbilla se tensaba como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por controlarse.

Le miré con recelo pero no dije nada. Si ellos no me lo querían contar ya me enteraría, se lo preguntaría a Tamara al día siguiente. Cogí a Francesco del brazo para que dejara de beber y me lo llevé a bailar.

-¿Tú no tenías novio?
-No seas tan creído, solo vamos a bailar –sonreí.
-¿Me llamas a mí creído? ¿Quién es la que dice que es la más guapa del mundo?
-Si no me lo digo yo ¿quién me lo va a decir?
-Tienes toda la razón del mundo.
-Lo sé.

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