Me desperté con el sonido del despertador retumbándome en la cabeza. No me lo podía creer, ya iba a ser mi primer día en el instituto de la Push. Me vestí y fui rápido hacia la cocina. Allí estaba el padre de Jacob.
- Buenos días. ¿Has dormido bien?
- Sí, bastante bien, estaba muy cansada.
- Ya, ¡y Jacob ayer entreteniéndote! Por cierto, voy a despertarle que sino no llegáis al instituto.
- Vale.
Jacob llegó diez minutos después con cara de no haber dormido en toda la noche. Me saludó y se fue a preparar nuestros desayunos. Otra vez comió un montón. Cuando ambos terminamos, cogimos nuestra cosas y nos fuimos al instituto andando. Daba unos pasos gigantescos y me costaba seguirle, casi tenía que correr detrás de él. Se dio cuenta y disminuyó la velocidad. Hablamos durante todo el camino sobre cosas sin importancia y pronto llegamos al instituto. Era bastante viejo y no había visto en mi vida uno tan…. diferente. En la entrada estaban Christian y David esperando con otros alumnos a los que no conocía, todos se dieron la vuelta al vernos y algunos, los más altos, miraban con comprensión a Jacob, ¿era yo una carga para él? No, no lo creía. Lo que había habido el otro día anterior entre nosotros seguía existiendo, esa… química. ¿Entonces por qué lo miraban?
Jacob me presentó a todos lo chicos reunidos allí: Quil, Embry, Jared, Paul, Seth, Kim… Solo una chica y además me la presentaron como la novia de Jared, el cual parecía que no tenía ojos para otra chica sólo para ella y eso que no era muy agraciada. Mientras estábamos esperando pasó una chica por al lado nuestro. Era muy guapa y vi como miraba de soslayo a Christian, parecía que éste ya tenía una admiradora.
Más tarde, sonó una campana y tuvimos que entrar en clase, no tenía muy claro con quién me iba a sentar ya que Jacob ya tenía compañero pero al entrar la chica guapa de antes me indicó que me sentara con ella, así que eso hice.
- Me llamo Leah Clearwater.
- Yo, Tamara del Rey.
- Encantada, así que eres española ¿verdad?
- Sí.
- Y los chicos que venían contigo también ¿no?
- Sí ¿por qué?
- No, por nada. ¿Y qué te ha tratado bien Jacob? Es un poco burro…
- Sí, bastante bien.
- Ya, ya me lo imagino –sonrió.
- ¿Qué quieres decir?
- Nada, nada. Ya te enterarás.
¿Qué quería decir? La gente aquí, o era un poco rara o yo no me enteraba de nada. La clase de literatura era un poco aburrida y pronto por mi mente apareció Jacob: su pelo, su sonrisa, su cuerpo… De repente, la campana me despejó los pensamientos, miré hacia mi alrededor avergonzada, nadie se había dado cuenta de nada. La siguiente clase era la de matemáticas y la teníamos en la misma clase así que yo no me moví de mi asiento y Leah tampoco. El profesor de matemáticas explicó algo de trigonometría, la cual yo ya la había estudiado, y mandó unos ejercicios. Leah parecía maja aunque yo estaba acostumbrada a hablar siempre en clase y ella no hablaba mucho.
- ¿Te han hablado mal de mí verdad? –me preguntó.
- ¿Qué? –no tenía ni idea de lo que me estaba hablando.
- Sé que piensan que soy una amargada y un incordio para ellos.
- Pero, ¿quién?
- Ellos: Jacob, Jared, Paul, Quil, Embry…
- A mí ellos no me han dicho nada de ti.
- Pues te lo dirán –hizo una larga pausa en la que se quedó mirando hacia delante de nosotros. Allí estaban David y Chris- Todo ha cambiado ahora.
- Sigo sin comprender –suspiré, esta tía era un poco rara.
- Bueno, para que tú lo entiendas, digamos que yo antes salía con un chico, Sam, y él me dejó por otra. Desde entonces he estado un poco aparatada de todo el mundo incluso de mis amigas que no me soportaban. Pero ahora… está él y no puedo dejar de mirarle, me gusta.
- ¿Quién?
- Christian.
- ¿En serio? –miré a Christian, estaba hablando con David en voz baja.
- Sí, y demasiado, ¿me ayudarás?
- ¿A qué?
- A hacer que se fije en mí.
- Estoy segura de que ya se habrá fijado, eres muy guapa.
- Pero ¿le hablarás de mí?
- Sí, claro.
- Gracias –contestó con una sonrisa.
En la siguiente clase me senté con Christian que se sorprendió pero no dijo nada. Estuvimos atendiendo en clase hasta que le pregunté qué tal le había ido en su casa.
- No está mal, Quil es majo pero hay una niña pequeña a la que cuida, no me preguntes por qué, que todo el rato estuvo gritando cuando llegué.
- Ah, y que ¿ya te gusta alguna chica?
- Me he fijado en alguna ¿por qué?
- ¿En cuantas? –inquirí ignorando su pregunta.
- Bueno, la verdad es que sólo en una –contestó ruborizándose.
- ¿De quién?
- ¿Por qué tanta pregunta?
- No, por nada. Era simple curiosidad –respondí mirando para otro lado, se me da mal mentir y no quería que me lo notará. ¿Por qué había sido tan indiscreta?
La clase finalizó y todos nos fuimos a la cafetería. Leah se puso a mi lado mientras comíamos en la mesa con mis dos amigos y otros chicos de la reserva que se mostraron extrañados cuando se sentó con ellos Me preguntó en voz baja sobre qué era lo que me había dicho Christian y yo le conté todo intentando ser lo más precisa posible. Durante el resto de la comida estuvimos hablando con los demás aunque Leah sólo se mostraba simpática conmigo y les contestaba mal a los otros. Ahora entendía a qué se refería ella cuando me preguntó si me habían dicho que era insoportable.
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