La espera era interminable ¿Cuándo llegaría el maldito avión? Estábamos allí todos los que íbamos a acoger en nuestra casa a españoles: Bella, a la que había obligado su padre para ver si así se distanciaba de Edward; Quil y su madre; la madre de un tal Mike Newton; Jessica Stanley con su padre; Tyler Crowley y Jared con sus padres. Todos íbamos a tener un alumno en nuestra casa y estábamos bastantes excitados.

- Buff, ¡cuánto tardan! –exclamó Quil.
- Sí, lo sé. A mí esto se me hace interminable –respondí.
- Pues según esa pantalla de allí el avión ya ha aterrizado así que estarán al caer –comentó la madre del tal Mike.
- ¡Qué nervios! – dijo Jessica.

La verdad es que yo ya no soportaba más estar allí de pies esperando, me estaba empezando a impacientar. Bella estaba muy nerviosa, podía ver como se mordía las uñas mientras buscaba entra la muchedumbre. Hoy había venido bastante guapa, supongo que para causar buena impresión al estudiante o quizá tenía una cita con Edward después. No lo sabía, no hablábamos de él, ya que ella conocía lo que yo pensaba de que saliera con un vampiro, esos chupasangres. Borré la imagen de mi mente, no quería asustar al nuevo inquilino de mi casa si aparecía de repente. Bella se dejó de morder las uñas, hacia nosotros venía un grupo de estudiantes con la que debía de ser la profesora de español de Bella. Entre ellos había una chica morena, de ojos marrones oscuros y bajita, no podía apartar la mirada de ella era como si me atrajese con su simple presencia. ¿Qué me estaba pasando? ¿Me había enamorado? No, no podía ser. Yo estaba enamorado de Bella. O quizá no. No, ya no. ¿Así que esto era imprimarse? Quería conocerla, saber todo de ella, era como si no existiese otra chica en mi mente, ni Bella ni ninguna chica del instituto, sólo ella. Su cara, su manera de andar, esa sonrisa que le dedicaba a sus compañeros… ¿Me estaba volviendo loco?

- Buenas tardes, para los que no me conozcan soy Mrs. Hunter, la profesora de español de Forks. A continuación, les diré con que alumno se quedan y si no tienen ninguna pregunta se pueden ir marchando a casa. Muy bien, Marcos García irá a la casa de los Crowley.
- Conmigo –dijo Tyler.
- Christian Fernández a casa de los Ateara y David Gutierrez a la de los Wood. Paula a la de los Newton –la señora Newton la sonrió y ambas se marcharon- Francesco Giancarli con los Stanley. Alexandra con los Swan y Tamara con los Black. Bueno mi labor ya ha finalizado, que paséis un buen año.

No me lo podía creer ¡una chica en mi casa! Y no solo cualquier chica, sino ella, Tamara. La miro y me sonrió. ¿Me estaba sonriendo un ángel?

- Bueno Tamara, tú vienes con nosotras porque tengo que llevaros a Jake y a ti a su casa -comentó Bella- Por cierto, ¿sois familia?
- Sí, somos hermanas –no me había dado cuenta de lo que se parecía la chica de Bella a Tamara.
- ¡Qué bien! Habéis tenido suerte porque Jake y yo somos muy buenos amigos y, así, podréis veros más a menudo. Jake, ¿dónde está tu educación? Lleva la maleta de Tamara.
- Ah sí, lo siento, es que estaba pensando en otras cosas.
- Si no quieres no hace falta que la lleves –saltó el ángel avergonzado.
- Por supuesto que te la llevo.

Claro que le iba a llevar la maleta y si me lo pedía, la luna. Bella me miró con cara extrañada pero siguió andando como si tal cosa dirigiéndose hasta el aparcamiento del aeropuerto de Seattle. Las chicas hablaban entre ella sonriendo en español, quizá estuvieran hablando de mí o no. No lo sabía pero me estaban poniendo nervioso y eso raramente me pasaba. Por fin llegamos al coche y metí sus maletas en el capo. Charlie nos había dejado su coche para venir hasta aquí ya que era probable que el de Bella se cayera a pedazos por el camino y el mío no estaba aún terminado.

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