Entré en mi habitación después de haber estado hablando mucho tiempo con Alexandra, la verdad es que nunca hubiera pensado que me iba a tocar una chica que me gustara.
- Se me ha hecho eterno –dijo Edward. No lo había visto, estaba en mi silla favorita.
- Sí, es que nos hemos enrollado hablando.
- ¿Qué opinas de ella? ¿Te gusta?
- Tú y tus preguntas. Sí, claro, es muy maja, de hecho hacía bastante que no hablaba tanto tiempo con una chica, creo que seremos grandes amigas. ¿Por qué? ¿Es qué no le gusto?
- Pues claro que le gustas Bella, a pocas personas no les gustas y esas son demasiado tontas como para ver tu belleza
- Pufff, ¿y a ti te gusta?
- Sí la he leído la mente y no está mal, es una de las mejores mentes de humanos que he visto.
-¿Qué?
-No lo entenderías tú no las lees pero es algo así como una de las mentes más... sinceras que he visto –sonrió- te he echado de menos.
Me besó, lo que hizo que me olvidara de todo y que solo pensara en devolvérselo.
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